Una mujer en puntas y tules (o excepcionalmente un hombre en medias puntas y calza)| Una mujer a cuerpo real sin doblaje definiendo en su forma al erotismo seudo-vanguardista (o excepcionalmente un hombre intentando diluir su masculinidad en este imaginario danzario de liviandad y plumillas o su opuesto exhibicionismo del falo cultural)| Una mujer que hace de la mitología, la historia, la leyenda, el universo -y esas otras tantas profundidades pronunciadas- un culto descuidado al cuerpo mezclado, real a secas, con-fusionado, en donde se halla "el placer del sí mismo", el Yo y su preciado paisaje de exhibición y fetichismo sexuado (o excepcionalmente, un hombre...) | Una mujer u hombre de cuerpo perfilado por la exigencia del entrenamiento y el adiestramiento neo-conductista -"más es más" y la vaporosa distinción entre la cantidad, la calidad y la cualidad-, por una disciplina que intenta producir, forjar, formar y categorizar para que lo útil marque los estigmas necesarios que aseguren - autoestima agradecida mediante- y certifiquen que "se es bailarín" | Una mujer u hombre alabando -sí, como en la religión ¡Amén el cuerpo!- y/o teorizando iatrogénicamente sobre los beneficios de las terapias del movimiento y la sensibilidad (el arte, la danza no necesita interpretaciones obturantes para conmover, aliviar y sanar) | ...entonces POETA.
* Imagen Francis Picabia as a ballerina in Entr'acte (1924) de René Claire